(Mattos, Cyro de, Onde Estou e Sou / Donde
Estoy y Soy,
Brasília: LER Editora, traducción
y prólogo
de Alfredo Pérez Alencart, 2013, 120 págs.)
Desde las altas cavernas de
la contemplación, desde un volver a la vida vivida y soñada por quien ha
cumplido con humilde satisfacción sus deberes y objetivos profesionales y
humanos, la pintura poética de la antología Onde Estou e Sou / Donde
Estoy y Soy, del autor brasileño Cyro de Mattos (Itabuna, Bahía, 1939), rescata las
voces y los murmullos líricos que componen el mosaico de su ser. A partir de un
profundo bagaje literario (El Cid, Darío, Whitman, Neruda, etc.), de Mattos
arriesga toda su persona, echa un volado al aire y se convierte en el
espectador y la víctima de esa cara o cruz de la moneda.
De Mattos
domina con maestría y finura extremas la tradición literaria renacentista del
soneto, pero también rompe cánones y crea voces de vanguardia. En «Duro mundo»
su impulso poético transgrede la sintaxis, su lirismo deambula por ambientes
surrealistas. «Galope» en efecto resulta un sonoro galopar de sus caballos. En
sus poemas encontramos al niño que conoce por primera vez el mar y al hombre
mayor que detiene sus pasos en un punto del camino y los oye volver con una
oleada de recuerdos, presencias y fantasmas que lo derrumban. Su tierra madre.
Nostalgia en las piedras. Viejos almacenes. Ríos. Sí. Su río, su inocencia, su
infancia, el paraíso aquel.
Resalta en la poesía de Mattos una confesión entrañable. Una
fragilidad abierta a los disparos y los abrazos del mundo. Estamos ante una
selección de poemas escogidos entre ocho libros, que comprenden el rango de una
década larga; cinco publicados: Vinte Poemas do Rio (Veinte
poemas del Río), Cancioneiro do Cacau (Cancionero
del Cacao), Ecológico (Ecológico), Vinte e Um Poemas de Amor (Veintiún
poemas de Amor) y Oratório de Natal (Oratorio de Navidad), y tres inéditos: Rumores
de Relva e Mar (Rumores de Hierba y de Mar), Agudo
Mundo (Mundo Duro) y Devoto do
Campo (Devoto del Campo).
Al inicio
de su antología encontramos el poema «Lugar». La perspectiva del sujeto lírico
no ensalza a las personas, ni a la naturaleza, no engrandece ni pone por alto a
nadie. Tampoco resulta horizontal, de igual a igual. Ni desliza miradas
esperpénticas para degradar a nadie. En cambio, al instante reconocemos su
poética, donde se sabe un grano en el desierto, y desde esa pequeñez
lanza su alarido (que es él mismo) por los tejados del mundo. La poesía irriga
sus venas, lo hace trascender el tiempo histórico y lo ubica en una antigüedad
poblada de misterios. Pone de realce el sentimiento. Lo pone en valor y nos
lleva a atisbar el sentido de la vida de nuestro poeta: vivir el miedo, las
lágrimas, el beso, la risa; ser música y ser sueño.
La mirada
del niño, con su inocencia, resulta una mirada distinta a la del hombre adulto,
aunque este hombre, para poder evocarla, necesariamente debe encarnarla,
rescatándola con la palabra poética. «El Niño y el Río» tiene la estructura de
una letanía. El ambiente adquiere un tono grave, solemne, salpicado al tiempo
por antífonas coloridas y deslumbrantes. En «Río Definitivo» encontramos la
misma tesitura. La descripción del río que quiere no concuerda con la de un opulento Amazonas
/ Con su mundo de agua, ni con la de un rebosante
Nilo y sus dádivas. Para hablar del río que
desea, de Mattos recrea una composición de lugar que nos remonta a las
vivencias de su infancia. Verso a verso desgrana las cuentas de los recuerdos
de remansos, barrancos, trampolines, la luna, el arenal, islas con tesoros
descubiertas en la penumbra, lavanderas en las piedras, arrieros, niños con el
viento en el pecho. Somos testigos de un trayecto que recorre las galerías de
su vida hasta llegar al «Soneto del regreso», por ejemplo, donde la voz lírica
no estará más a la altura del niño, sino a la de un hombre mayor, precisamente
del hombre que regresa a su tierra madre, al río de su infancia. Y encontramos
esa vuelta marcada con el signo de la Cruz.
Cancionero del Cacao introduce una nota desoladora. Un epígrafe bíblico orienta nuestra
lectura. «Oh muerte, cuán amarga es tu memoria» (Si 41, 1). Es amarga para un
hombre que vive en paz y que aún puede disfrutar de los manjares. No es una
muerte que salve del sufrimiento al hombre necesitado y falto de fuerzas,
desesperanzado. Todo pasa como el viento y el poeta se encuentra al pie del
vacío: Ves muerte en el aire que hiede a brujas, / Brisa que en la soledad despide
/ Nostalgia, carcajadas incesantes / De los frutos ya muertos […] // Extraño no habitar más la tierra / De los frutos de oro. En el siguiente soneto podremos leer: Ahora bajo cenizas, el
desamor / Esparcido por escobas de bruja, / Me callo sin saber hacia dónde voy.
La voz de
Mattos por momentos se convierte en un susurro que nos lleva al interior de ese
hombre en plena posesión de la conciencia de sí mismo. Recrea la pintura de los
cuadros colgados para la exhibición de sus entrañas. Un pueblo
y su flor / Dentro de mí, / Con voces, colores, ríos. / Un pueblo y su flor /
Con vientos, pájaros, penas. Dos pilares más que
sustentan su obra, de los cuales a uno ya nos hemos referido con brevedad, son
el erotismo y el sentimiento religioso. Cinco es el número de los poemas del
amor carnal recogidos de sus Veintiún poemas de amor, cuyo título de inmediato
nos remite al poemario de Neruda de 1924. De otra parte, títulos asimismo tan
significativos como «Este Cristo», «Soneto de la Pasión», «Santa Cruz» y «Viernes
Mayor» nos introducen en esas otras voces y otros ámbitos del poeta de la
madurez, que al tiempo hacen el papel de primicias en relación con los últimos
cinco poemas de su antología, contenidos en Oratorio de Navidad.
El autor
bahiano Cyro de Mattos es abogado, periodista, cuentista, novelista, cronista,
poeta y organizador de antologías. Forma parte de numerosos Centros de
Estudios, Academias e Institutos. Pertenece a la Orden de Mérito de Bahía con
el Grado de Caballero, es Miembro de la Unión Brasileña de Escritores tanto de
Río de Janeiro como de San Paulo, del Instituto Geográfico e Histórico de
Bahía, de la Academia de Letras de Ilhéus y de la Academia de Letras de
Itabuna, entre otros. Ha ganado en torno a cuarenta premios literarios, como el
Premio APCA (1992) de la Asociación Paulista de Críticos de Arte, al mejor
libro de literatura infantil y juvenil; el Premio Literario Internacional
Maestrale-San Marco, por su Cancioneiro do Cacau; el Premio de la Academia
Brasileña de las Letras; el Premio Miguel de Cervantes, de la Casa de los
Quijotes, de Río de Janeiro, para autores en Lengua Portuguesa, etc.
La
edición bilingüe de su nueva antología fue preparada por el poeta y traductor
peruano Alfredo Pérez Alencart. Cuenta con un prólogo suyo. La presentó el
autor de esta reseña la tarde acogedora del miércoles dos de octubre, en el
Centro de Estudios Brasileños de la Universidad de Salamanca (España), junto
con Vento da tarde / Viento de la tarde, de
Rizolete Fernandes, y Alma afligida, de Álvaro Alves de Faria,
en el contexto del homenaje a fray Luis de León en el XVI
Encuentro de Poetas Iberoamericanos,
coordinado por Alfredo Pérez Alencart.
En
definitiva, Donde Estoy y Soy resalta el dulce sueño
romántico azul de la infancia, pero al tiempo es un libro de la vida adulta y
madura del poeta de Itabuna, quien pone en valor la esperanza, el renacimiento,
la primavera siempre verde a las puertas del invierno. Contemplamos al hombre
mayor que detiene sus pasos y los oye volver con una oleada de recuerdos y presencias
que sacuden su ser herido de deseo de las aguas puras y profundas.
*Juan
Ángel Torres Rechy é poeta e Doutor em
Literatura Hispânica pela Universidade de Vera Cruz, México. Atualmente leciona
na Universidade de Salamanca, Espanha. Este artigo sobre uma antología poética
de Cyro de Mattos foi publicado na revista digital Crear en Salamanca, Espanha.
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